Introducción y Fundamento
Si estás leyendo este artículo, es porque has tomado una de las decisiones más hermosas y significativas de tu vida: dar el paso de ser bautizado en aguas. Hoy no solo vamos a hablar de un ritual, sino de un momento sagrado, un punto de inflexión en nuestro camino de fe.
Antes de sumergirnos en el 'qué' y el 'cómo', reflexionemos un momento en el 'porqué'. El corazón de todo esto es nuestra necesidad más profunda: la de ser salvos. La Biblia nos enseña que todos, en algún punto, nos hemos alejado de Dios.
Romanos 3:23 nos dice: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”.
No hay forma de ser lo suficientemente buenos por nuestra cuenta. Pero hay una esperanza, y esa esperanza tiene un nombre: Jesús.
Juan 3:16 es el ancla de esa esperanza: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
La salvación es un regalo, no algo que ganamos. Es la fe en Jesús lo que nos conecta a ese regalo, como dice:
Efesios 2:8-9: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”.
Entonces, si la salvación es por fe, ¿dónde entra el bautismo? El bautismo no nos salva, pero es una poderosa declaración de que ya somos salvos. Es una respuesta de obediencia, un paso de fe que confirma lo que ya ha ocurrido en nuestro corazón. Es la señal externa de una transformación interna.
¿Qué es el Bautismo en Aguas?
La palabra 'bautizar' en su significado primario del griego es 'sumergir' o 'meter en algo'. Es un acto simbólico que se ha convertido en un mandato de Jesús para su iglesia.
Mateo 28:19 nos dice: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”.
El bautismo en aguas es una señal externa y un testimonio de que hemos recibido a Cristo como nuestro Señor y Salvador, y representa tres cosas fundamentales:
- Identificación con Cristo: Al sumergirnos en el agua, nos unimos a la muerte de Cristo. Romanos 6:4 lo explica de forma poderosa: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo”. Es el fin de nuestra vieja vida de pecado. El bautismo simboliza que morimos a nuestro antiguo yo.
- Nueva Vida en Cristo: Cuando salimos del agua, ilustramos nuestra resurrección a una nueva vida con Él. Romanos 6:4 continúa diciendo: “a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”. Es el comienzo de un camino en el que el Espíritu nos guía, no el pecado.
- Lavamiento de los Pecados: El bautismo simboliza el lavamiento de nuestros pecados. Hechos 22:16 dice: “Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre”. Es un testimonio público de que somos limpios por la sangre de Jesús.
Ahora bien, es importante entender que el bautismo en aguas solo simboliza estas cosas, lo que quiere decir que no bautizarse no implica que no hayamos nacido de nuevo o que nuestros pecados no hayan sido ya lavados por la sangre de Cristo.
Requisitos y Beneficios del Bautismo
Entonces, ¿quién puede bautizarse? El bautismo en aguas no es para todos, sino para aquellos que cumplen con dos requisitos esenciales, que deben preceder al bautismo:
- Arrepentimiento: Hechos 2:38 dice: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros”. El arrepentimiento es un cambio de mente y corazón que nos aleja del pecado y nos acerca a Dios. No es solo sentir remordimiento, sino tomar la decisión de vivir de manera diferente. Por eso, el bautismo infantil, aunque es una hermosa expresión de esperanza, no se considera una enseñanza bíblica, ya que el niño no puede tomar una decisión consciente de fe y arrepentimiento.
- Fe Personal en Cristo: Colosenses 2:12 nos lo deja claro: “mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos”. Es nuestra fe personal, no la de nuestros padres, la que nos une a Cristo. El bautismo es un medio para recibir la gracia de Jesús cuando se hace por fe. Es un compromiso permanente de seguir a Jesús como discípulos fieles y obedientes.
Bautismo en Aguas vs. Bautismo en el Espíritu Santo
Una pregunta que a menudo surge es: ¿cuál es la diferencia entre el bautismo en aguas y el bautismo en el Espíritu Santo? Son dos cosas diferentes, pero crucialmente relacionadas.
- El bautismo en aguas es un acto público de obediencia que realizamos. Es nuestra declaración de que somos de Cristo.
- El bautismo en el Espíritu Santo es un acto que Dios realiza en nosotros. Es el momento en que, al creer, somos unidos a Cristo por el Espíritu.
Gálatas 3:27 dice: “porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos”.
Este es el bautismo que nos hace parte del cuerpo de Cristo, la Iglesia. Es un regalo, el sello que nos identifica como hijos de Dios.
Conclusión
El bautismo en aguas no es el final de un camino, sino el primer gran paso de uno nuevo. Es la confirmación de que hemos decidido seguir a Jesús con todo nuestro corazón. Es una forma de decir al mundo, a la iglesia y a nosotros mismos: «Mi vieja vida ha quedado atrás, y ahora vivo para Cristo».
Así que, si has cumplido con los requisitos de arrepentimiento y fe, te animamos a dar este paso de obediencia. Es un momento de gozo y de profunda paz.
¿Te sientes preparado? Te invitamos a dar este paso. Si te gustaría saber más sobre el bautismo o ya estás listo para dar el paso, comenta 'Bautismo' aquí abajo. Nos pondremos en contacto contigo para guiarte en este hermoso proceso."
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