La Biblia describe los dones espirituales como capacidades dadas por el Espíritu Santo a los creyentes para edificar a la Iglesia y cumplir el propósito de Dios en la tierra. En 1ª Corintios 12:4-7 leemos: “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho”. Dentro de estos dones, el ministerio de la oración de intercesión ocupa un lugar especial, ya que se enfoca en intervenir ante Dios a favor de otros, de situaciones específicas y de la voluntad divina en la tierra.
¿Qué es el don de intercesión?
Aunque el Nuevo Testamento no menciona directamente un “don de intercesión”, la Escritura muestra que la intercesión es un ministerio poderoso inspirado y dirigido por el Espíritu Santo. Romanos 8:26-27 declara: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues ¿qué hemos de pedir como conviene? no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos”. Este pasaje subraya que la intercesión es una obra conjunta entre el creyente y el Espíritu Santo.
Aquellos que tienen un llamado especial a la intercesión suelen experimentar un profundo peso espiritual por las almas, las iglesias, las naciones o causas específicas. El don de intercesión les permite orar con intensidad, persistencia y discernimiento.
Dones espirituales que fortalecen el ministerio de la intercesión
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Don de discernimiento de espíritus
Este don permite reconocer influencias espirituales en las personas o situaciones. En el ministerio de la intercesión, es crucial para identificar ataques del enemigo o necesidades espirituales profundas. Por ejemplo, en Hechos 16:16-18, Pablo discernió que una joven estaba bajo la influencia de un espíritu de adivinación y oró para liberarla. -
Don de palabra de conocimiento
Este don implica recibir información específica de Dios sobre algo que no se puede saber por medios naturales. En la oración de intercesión, puede manifestarse cuando Dios revela detalles sobre una situación o persona para orar con más precisión. Un ejemplo de esto se encuentra en 2ª Reyes 6:8-12, cuando Eliseo conocía los planes del rey de Siria gracias a la guía de Dios. -
Don de fe
La fe sobrenatural permite creer firmemente que Dios actuará de manera poderosa. Los intercesores con este don oran con una confianza extraordinaria en que sus peticiones serán respondidas. Hebreos 11 describe ejemplos de hombres y mujeres que, por la fe, vieron el poder de Dios obrando en sus circunstancias.
Ejemplos bíblicos de intercesores
- Abraham: Intercedió por Sodoma y Gomorra, rogando a Dios que tuviera misericordia si encontrara justos en la ciudad (Génesis 18:22-33). Este ejemplo muestra cómo la intercesión puede buscar la justicia y la misericordia de Dios.
- Moisés: Su ministerio de intercesión se ve claramente cuando rogó a Dios por Israel tras su pecado con el becerro de oro (Éxodo 32:9-14). Moisés pidió que Dios perdonara a su pueblo, mostrando un corazón compasivo y entregado.
- Jesús: Como el intercesor perfecto, oró por sus discípulos y por todos los que creerían en Él (Juan 17). Además, en Hebreos 7:25 se nos recuerda que Jesús vive para interceder por nosotros.
Aplicaciones prácticas del don de intercesión
- Oración guiada por el Espíritu Santo: Dedicar tiempo a escuchar a Dios antes de orar permite al intercesor alinear sus peticiones con la voluntad divina.
- Persistencia en la oración: Como enseña Lucas 18:1-8 en la parábola de la viuda persistente, la perseverancia es clave para la intercesión eficaz.
- Interceder en grupo: Trabajar en comunidad fortalece el impacto de la oración y promueve la unidad en la Iglesia (Mateo 18:19-20).
En conclusión, los dones espirituales son herramientas divinas para edificar el cuerpo de Cristo y establecer Su Reino. El ministerio de la oración de intercesión, fortalecido por estos dones, es esencial para ver el mover de Dios en nuestras vidas y comunidades. Hoy más que nunca, la Iglesia necesita intercesores comprometidos que respondan al llamado de clamar por la voluntad de Dios en la tierra.