Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.
2º Timoteo 1:6
Quiero enseñarte una de las claves que nos mantendrán avivados: Diferenciar lo que queremos de lo que necesitamos. ¿Por qué? Porque… ¡No siempre lo que queremos es lo que necesitamos! ya que confundimos los deseos y pasiones de la carne, con la necesidad espiritual que todos tenemos. Esta confusión es producto del engaño del mundo.
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
Efesios 4:22-24
Si obtenemos lo que queremos, pero carecemos de lo que realmente necesitamos, vamos a vivir en continua frustración y vacío. Es más, seremos (y hemos sido todos) ESCLAVOS de nuestros deseos, porque el mundo y sus corrientes nos ofrecen todo lo que podemos desear, pero nunca pueden suplir nuestras necesidades reales.
¿Quiénes somos? ¿Cómo estamos diseñados?
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Mateo 6:33
El problema es que la mayoría de las personas buscamos continuamente la llenura de nuestras dos áreas “secundarias” –alma y cuerpo–, mientras descuidamos lo fundamental: nuestro espíritu.
¿Por qué sucede esto? Nuestra voluntad está liderada por nuestra alma, e influenciada por emociones y deseos engañosos, bombardeados por lo que entra a través de las ventanas del alma (Los 5 sentidos naturales).
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
1ª Juan 2:16
Si preguntamos a la gente, sus deseos suelen ser por ejemplo vacaciones paradisíacas, dinero para tener lujos, etc. Y no es malo querer eso, pero el problema es que esperamos suplir nuestras necesidades espirituales a través de eso, pero quienes lo consiguen, si no son plenos espiritualmente terminan dándose cuenta de que todo esto no es suficiente.
Por eso es muy común escuchar peticiones en las oraciones de los creyentes fuera de lugar y, por supuesto, de la voluntad de Dios.
Así que es bueno preguntarnos más a menudo qué es lo que necesitamos, y menos qué es lo que nos piden nuestros deseos, emociones, sentidos, o sentimientos. En el próximo post hablaremos sobre lo que necesitamos, y el siguiente cerraremos la serie con una impartición sobre la plenitud y el avivamiento. ¡No te lo pierdas!
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