Comenzamos el año 2021 con un nuevo programa en Youtube y Spotify titulado #Reflexiones junto a mi esposa Jenifer Losa, y quiero compartiros el tema del que hablamos en nuestro tercer episodio. Este es un extracto de mi libro Gracias, la llave maestra, que podréis adquirir en amazon.
Ya sabemos que la forma más eficaz para lidiar con la salud del corazón es a través de la prevención, guardándolo y protegiéndolo a través de lo que enseña la palabra de Dios, pero es innegable que muchas veces conocemos esta verdad cuando ya nuestro corazón se ha visto afectado por la incredulidad, el juicio, o la amargura, entre otros, o que fallamos a la hora de ser preventivos, por tanto, es necesario que sea restaurado por Dios. En otras palabras, cuando nuestro corazón ya está contaminado, necesitamos la obra restauradora del Espíritu Santo para sanarlo.
Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.
Jeremías 17:9-10
Una de las características fundamentales que hacen que Dios sea Dios es que conoce lo profundo del corazón del hombre, pero a demás es el único que puede hacerlo.
tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y perdonarás, y actuarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos, cuyo corazón tú conoces (porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres);
1ª Reyes 8:39
Cuando Dios “prueba” nuestro corazón, hace que se manifieste lo que hay escondido en él, de modo que también nosotros podamos ver aquello que sólo Él puede ver. Es decir, Dios revela aquello que hay escondido en él, y nos permite reconocerlo para poder romper con ello. Este es el único modo de que podamos cambiar nuestro proceder para poder cambiar así nuestros resultados.
Dios prueba el corazón para abrirnos la oportunidad de arrepentirnos de nuestros malos caminos, acciones o pensamientos.
Juan Camilo Vélez
Esto es justo lo que quiere decir cuando dice “el fruto de sus obras”. Cuando la biblia habla de fruto, se refiere a los resultados que cosechamos según nuestra siembra en forma de palabras o acciones, y como ya hemos dicho en varias ocasiones, nuestras palabras y acciones se alimentan de nuestro corazón.
Por tanto, Dios conoce nuestro corazón y su naturaleza, y sabe que nosotros necesitamos de su intervención a través de la prueba, para que podamos conocer esa naturaleza, y salir así de nuestro error o engaño.
¿Por qué tiene que pesar Dios el corazón?
Porque según este versículo, el corazón del ser humano es por naturaleza engañoso y perverso, a demás de ser un misterio, por eso pregunta ¿quién lo conocerá?
¿Qué es lo primero que debemos hacer?
Reconocer que no tenemos la capacidad de conocer nuestro propio corazón, y que cuando creamos haberlo hecho, seguramente hayamos sido engañados por él, haciéndonos creer que somos muy buenos, quizás tanto como para no necesitar de Dios, cuando realmente nuestro corazón es de naturaleza malvada y perversa por causa del pecado.
La buena noticia es que cuando Dios prueba nuestro corazón, nos permite reconocer su verdadera situación, y podremos así lidiar con esa perversión o maldad, sea cual sea la forma en que esté operando.
Por tanto, debemos aceptar con gozo los procesos por los que Dios nos pase para probar nuestro corazón, pues esto quiere decir que está trabajando en nuestras vidas para que podamos experimentar la vida que mana de un corazón probado y libre del engaño y la maldad.
CUANDO DIOS PRUEBA EL CORAZÓN, PERMITE QUE VEAMOS LO QUE SÓLO ÉL PODÍA VER HASTA ESE MOMENTO, DE MODO QUE PODAMOS CAMBIAR NUESTRO PROCEDER Y CON ESTE, NUESTROS RESULTADOS.
JUAN CAMILO VÉLEZ
En los próximos episodios, y mis próximos posts, vamos a continuar describiendo los métodos usados por Dios para restaurar nuestro corazón, de modo que podamos experimentar la vida plena que nos promete. ¡No te los pierdas!