Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. (2a Corintios 4:6).
Colosenses 3:15
La Biblia enseña que Dios es luz, y que en Él no hay lugar para las tinieblas. Así mismo es un corazón en el cual resplandece la luz de Dios, pues ésta lo llena todo y desplaza la oscuridad de nuestro interior.
¿Qué son las tinieblas a las que hace referencia este texto? Son las consecuencias de una vida separada de Dios, es decir, del pecado y muerte espiritual. Cuando Dios resplandece en nuestros corazones, nos perdona, nos limpia y nos conecta de nuevo a Él, restaurando así su relación con nosotros.
El proceso de restauración de Dios pasa inevitable- mente por impactarnos con su luz, iluminando nuestro corazón, de modo que podamos reconocer las áreas en las cuales no le hemos dado lugar, y pudiendo así arrepentirnos para recibir su perdón y ser gobernados por Él. Es indudable que un corazón gobernado por Dios, y lleno de su luz, es un corazón restaurado y disponible para relacionarse correctamente con otras personas. Ahí radica la importancia de que permitamos que Dios ilumine nuestros corazones.
CUANDO LA LUZ DE DIOS ILUMINA EL CORAZÓN, PODEMOS SER LIBRES DE LAS TINIEBLAS DEL PECADO.
Juan Camilo Vélez
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