La oración es una de las armas espirituales más poderosas que Dios ha dado a su Iglesia, especialmente en el ministerio de la intercesión. Sin embargo, muchos intercesores enfrentan obstáculos que intentan debilitar su eficacia y constancia en la oración. La Biblia nos advierte sobre estos desafíos y nos provee soluciones para superarlos. En este artículo, exploraremos algunos de los principales obstáculos para la oración intercesora y cómo vencerlos con base en la Palabra de Dios.
1. Falta de Fe
Uno de los principales obstáculos para la oración es la incredulidad. Santiago 1:6-7 nos exhorta: "Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor". La duda impide que recibamos lo que pedimos y debilita la efectividad de nuestra intercesión. Para superar este obstáculo, es fundamental alimentarnos diariamente con la Palabra de Dios y recordar Su fidelidad.
2. El Pecado No Confesado
El pecado es una barrera directa entre Dios y nosotros. Isaías 59:2 dice: "Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír". Si queremos ser intercesores eficaces, debemos vivir en santidad y arrepentimiento constante. Confesar nuestros pecados y apartarnos de ellos (1 Juan 1:9) nos ayuda a mantener una comunión ininterrumpida con Dios.
3. Falta de Persistencia
Muchos creyentes desisten de orar cuando no ven respuestas inmediatas. Sin embargo, Jesús enseñó sobre la importancia de la perseverancia en la oración en Lucas 18:1: "También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar". La persistencia en la oración es clave para ver respuestas y cambios espirituales. La intercesión no es una actividad ocasional, sino una batalla constante en la que debemos permanecer firmes.
4. Desconocimiento de la Voluntad de Dios
Orar sin conocer la voluntad de Dios puede llevarnos a la frustración. 1 Juan 5:14 nos asegura: "Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye". Para evitar este obstáculo, debemos estudiar las Escrituras y aprender a escuchar la dirección del Espíritu Santo en nuestras oraciones.
5. Ataques Espirituales
La intercesión es un campo de batalla espiritual, y Satanás busca desanimar y oprimir a los intercesores. Efesios 6:12 nos recuerda que nuestra lucha no es contra carne ni sangre, sino contra principados y potestades. Es crucial usar la armadura de Dios (Efesios 6:13-18) y estar alerta a las estrategias del enemigo para no caer en desánimo ni distracción.
6. El Cansancio y la Distracción
El enemigo usa la fatiga y las distracciones para apartarnos de la oración. Jesús les dijo a sus discípulos en Mateo 26:41: "Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil". Para vencer este obstáculo, debemos establecer hábitos de oración, buscar tiempos de descanso en Dios y eliminar distracciones innecesarias.
7. Falta de Unidad
La falta de unidad en la Iglesia puede debilitar el poder de la oración intercesora. Jesús dijo en Mateo 18:19-20: "Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". La intercesión en unidad es más efectiva, por lo que debemos esforzarnos por mantener la armonía entre los creyentes.
Conclusión
Los obstáculos en la oración intercesora son reales, pero no insuperables. Con fe, arrepentimiento, perseverancia, conocimiento de la voluntad de Dios, protección espiritual, disciplina y unidad, podemos vencerlos y crecer en nuestra intercesión. Dios está buscando intercesores dispuestos a permanecer en la brecha (Ezequiel 22:30). Que nada nos detenga en nuestra misión de interceder por el mundo y la Iglesia, confiando en que Dios escucha y responde a nuestras oraciones.