La oración es una de las herramientas espirituales más poderosas que Dios ha dado a Su pueblo. A lo largo de la Biblia, vemos cómo la oración es fundamental en la vida del creyente y de la iglesia. No se trata solo de presentar peticiones a Dios, sino de alinear el corazón con Su voluntad y ser un canal de intercesión por otros. En este artículo exploraremos los propósitos de la oración, con un enfoque especial en el ministerio de la intercesión.
1. La Oración como Medio de Comunicación con Dios
El primer y más fundamental propósito de la oración es la comunicación con Dios. La oración es el medio por el cual los creyentes pueden acercarse a su Padre Celestial, hablar con Él y escuchar Su voz.
"Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces." (Jeremías 33:3)
La intercesión es una forma de esta comunicación, en la que los creyentes no solo oran por sus propias necesidades, sino que se convierten en portavoces ante Dios por otras personas, naciones y situaciones.
2. La Oración como Herramienta de Intercesión
Uno de los llamados más altos en el ministerio de la oración es la intercesión. Un intercesor es alguien que se pone en la brecha a favor de otros, clamando a Dios por su bienestar, salvación y protección.
"Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé." (Ezequiel 22:30)
El intercesor carga con el peso de la necesidad ajena y ora con fervor para que la voluntad de Dios se cumpla en la vida de otros. En este sentido, la oración de intercesión es un acto de amor y sacrificio.
3. La Oración como Instrumento de Guerra Espiritual
La Biblia nos enseña que la batalla del creyente no es contra carne y sangre, sino contra potestades espirituales (Efesios 6:12). La oración intercesora se convierte en una poderosa arma contra las fuerzas del enemigo, destruyendo planes malignos y estableciendo el reino de Dios en la tierra.
"Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas." (2 Corintios 10:4)
La oración de intercesión ayuda a derribar fortalezas espirituales y a abrir caminos para el mover de Dios en la vida de personas, comunidades e incluso naciones.
4. La Oración como Medio de Transformación
Cuando una persona ora, su corazón es moldeado por Dios. A través de la oración, el intercesor es transformado y sensibilizado a la voluntad divina. La intercesión no solo cambia situaciones externas, sino que también cambia a quienes la practican, haciéndolos más semejantes a Cristo.
"No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta." (Romanos 12:2)
Cuando intercedemos, Dios nos enseña a ver las cosas desde Su perspectiva y nos equipa para ser Sus manos y pies en la tierra.
5. La Oración como Clave para el Avivamiento
A lo largo de la historia, los grandes avivamientos han sido precedidos por oraciones fervientes. Dios responde a las oraciones de intercesores que claman por la restauración de Su pueblo y la manifestación de Su gloria.
"Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra." (2 Crónicas 7:14)
El ministerio de intercesión es clave para preparar el camino para un mover fresco del Espíritu Santo en la iglesia y en el mundo.
Conclusión
La oración no es un simple ritual, sino una relación viva con Dios. En el ministerio de la intercesión, la oración toma un papel fundamental en la comunicación con Dios, la guerra espiritual, la transformación personal y el avivamiento. Todo creyente está llamado a interceder, y aquellos que responden a este llamado experimentan el poder de Dios obrando a través de sus oraciones. Que podamos asumir con pasión y responsabilidad el ministerio de la intercesión, sabiendo que Dios escucha y responde cuando clamamos a Él.