Hace unos meses publiqué mi tercer libro titulado: Gracias, la llave maestra. En él enseño los principios bíblicos que hablan sobre la importancia del agradecimiento para experimentar todas las bendiciones que Dios tiene preparadas para nosotros. Pero otro aspecto importante de lo que encontrarás en ese libro, es la relevancia que tiene la situación o salud de nuestro corazón, en referencia a nuestro nivel de agradecimiento. Por eso continúo con la serie en la que hablo sobre este aspecto: El corazón y el agradecimiento.
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.
Proverbios 4:23
Nuestro corazón es la parte más esencial, íntima, profunda e importante de nuestro ser. Es lo que conforma la persona que somos, lo que determina la forma en que interactuamos con los demás, la fuente de la que se alimentan nuestras emociones y sentimientos, y lo que nos convierte en seres espiritual y emocionalmente superiores al resto de la creación de Dios. De hecho, nuestro corazón es tan importante que es comparable a un “tesoro” que debemos guardar, cuidar, proteger y mantener sano, pues de éste emana nuestra vida, es decir, quienes somos.
El corazón es el fundamento de lo que somos en esencia, y debemos guardarlo para vivir plena y saludablemente
Juan Camilo Vélez
Es, pues, importante reconocer las diferentes afecciones que pueden influenciar en la salud de nuestro corazón para prevenirlas, o en el peor de los casos, lidiar con sus raíces y poder restaurarlo, cambiando de ese modo el fruto que damos, como por ejemplo, el agradecimiento genuino. Veamos algunas de ellas:
LA AMARGURA (2ª PARTE)
Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;
Hebreos 12:15
La amargura es la máxima manifestación de emociones como la tristeza, la ofensa, el dolor o la rabia, causados por situaciones traumáticas, decepciones en las relaciones personales o desgracias. Por esto hay que tener especial cuidado de no permitir que ésta eche raíces en nuestro interior, pues todos hemos pasado por situaciones que puedan llevarnos a cualquiera de estas emociones descritas anteriormente, y si no lidiamos con ellas a tiempo, terminarán por convertirnos en personas amargadas.
Asimismo, es importante que tengamos cuidado de no rodearnos de personas cuyo corazón está amargado, puesto que la principal cualidad de la amargura es que contamina lo que toca. ¿No lo cree? Intente relacionarse por un tiempo con una persona amargada sin contagiarse por esa actitud, y entenderá entonces a lo que me refiero. La escritura dice “…y por ella sean muchos contaminados.” ¿Por qué? Porque una persona amargada no tiene suficiente con vivir una vida amargada, sino que con su lenguaje, sus actitudes y sus reacciones, busca que los demás se pongan a su altura, es decir, que estén igual de amargados. Muchas veces esto sucede de forma inconsciente, pero es igual de efectivo.
Por todo esto, la raíz de amargura es la mayor y peor afección que pueda contaminar nuestro corazón e impedirnos de vivir una vida de agradecimiento genuino. A demás, es fácil que entre en nuestro corazón a través de las situaciones adversas que todos vivimos, esperando su momento para salir a la luz a través de nuestras palabras o actitudes, contaminando así todo lo que nos rodea, e influenciando en nuestras relaciones, tanto con Dios, como con los demás.
No permita que su corazón se amargue creyendo que tiene razones para hacerlo, pues terminará por ser incapaz de disfrutar de todo lo bueno que aún tiene y que está por venir.
La raíz de amargura es la mayor afección del corazón ya que nos impide disfrutar y ser agradecidos, y lo contamina todo.
Juan Camilo Vélez
En el post de la semana que viene te contaré más sobre la dureza de corazón, y cómo lidiar con ella. Si te ha gustado o ayudado este post, te agradezco que lo compartas, así edificaremos juntos.