Hace unas semanas publiqué mi cuarto libro titulado: Los dos cimientos. En él enseño los principios bíblicos que enseña Jesús en el sermón del monte; las bienaventuranzas, la cual sienta las bases para el cristianismo y nos enseña el modelo para nuestra nueva vida en Cristo. Hoy quiero contarte un poco sobre ese mensaje. ¡Vamos allá!
Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
MATEO 7:24-29
Estas palabras fueron dichas por Jesús, tras haber pronunciado el primero de sus sermones, conocido como “El sermón del monte: Las bienaventuranzas”, que comienza en el capítulo 5 del libro de Mateo, y termina aquí, en el capítulo 7.
Con estas palabras, las últimas de dicho sermón, Jesús estaba dando a entender, que todo lo que había enseñado anteriormente, no daría fruto en la vida de quienes lo acababan de escuchar, o quienes lo leyeran, si no se ponía en práctica.
Como era habitual en él, usó ilustraciones muy gráficas, que representaran el sentido de lo que quería transmitir por medio de sus enseñanzas, y con ellas, nos proporcionó algunas claves fundamentales para experimentar los beneficios de su enseñanza. Quiero enseñarte esas claves, y todo lo que enseñó en aquel sermón.
CLAVE NÚMERO 2 | ¿QUÉ CIMIENTO PONEMOS?
Es bien sabido por todos que no se puede comenzar a edificar una casa por el tejado, sino que lo primero son los cimientos. Jesús revela que existen dos fundamentos o cimientos a la hora de edificar nuestras vidas: “La arena o la roca”, y cada uno de ellos está asociado a una forma de edificar de las que acabamos de describir. Pero antes de conocer esos dos fundamentos o cimientos, que por cierto, dan nombre a este libro, veamos el significado de los términos “fundamento” y “cimiento”, para comprender mejor lo que Jesús quería decir.
Comenzaremos por las definiciones según el Diccionario de la Real Academia Española:
Fundamento:
- m. Principio y cimiento en que estriba y sobre el que se apoya un edificio u otra cosa.
- m. Seriedad, formalidad de una persona.
- m. Razón principal o motivo con que se pretende afianzar y asegurar algo.
- m. Raíz, principio y origen en que estriba y tiene su mayor fuerza algo no material.
- m. Fondo o trama de los tejidos.
Cimiento:
- m. Parte del edificio que está debajo de tierra y sobre la que estriba toda la fábrica.
- m. Terreno sobre el que descansa un edificio.
- m. Principio y raíz de algo.
Ahora vamos a la definición según el idioma original, en el que se expresó Jesús para enseñar, el griego:
θεμελιόω | themelio (STRONG = G2311)
- Colocar una base para, i.e. (literalmente) erigir, o (figurativamente) consolidar, cimentar, fundar.
- Metafóricamente, los fundamentos, comienzos, primeros principios, de una institución o sistema de verdad.
- Los rudimentos, primeros principios, de la vida y el conocimiento cristianos.
EL FUNDAMENTO O CIMIENTO DE NUESTRA VIDA REPRESENTA LOS PRINCIPIOS SOBRE LOS QUE SE RIGE.
Juan Camilo Vélez
En efecto, el cimiento sobre el que decidamos edificar nuestras vidas será aquello que sustente nuestros logros, por lo que nuestro éxito será tan fuerte y duradero como lo sea el fundamento sobre el que ésta descanse.
El cimiento es lo que sostiene, lo que no se ve pero aguanta lo que sí se ve, es la raíz, el principio de todo lo que se edificará a continuación. Por esta razón, el cimiento de nuestra vida debe ser lo suficientemente fuerte como para sostenernos cuando vengan las pruebas, dificultades, etc.
A demás de las pruebas propias de la vida, conforme vamos edificando, vamos avanzando en las etapas de la vida, añadiendo peso a la estructura con el matrimonio, el trabajo, los hijos, las deudas, las cargas familiares, los emprendimientos, y tantas otras posibilidades, y ese peso pondrá a prueba la resistencia de nuestro fundamento.
Así que es importante conocer los dos cimientos, para asegurar que nuestra vida estará bien fundamentada. En los próximos artículo te voy a explicar detalladamente cuáles son.
Hasta aquí, este fugaz vistazo a mi nuevo libro, con el que espero haberte animado a cambiar de actitud a la hora de edificar tu nueva vida en Cristo. Si fue así, espero que compartas este mensaje con todos tus contactos. ¡Juntos edificaremos más y mejor!