«𝐔𝐍 𝐂𝐎𝐑𝐀𝐙Ó𝐍 𝐀𝐆𝐑𝐀𝐃𝐄𝐂𝐈𝐃𝐎 𝐄𝐒 𝐔𝐍 𝐂𝐎𝐑𝐀𝐙Ó𝐍 𝐄𝐍 𝐏𝐀𝐙 𝐂𝐎𝐍 𝐃𝐈𝐎𝐒, 𝐂𝐎𝐍𝐒𝐈𝐆𝐎 𝐌𝐈𝐒𝐌𝐎, 𝐘 𝐂𝐎𝐍 𝐋𝐎𝐒 𝐃𝐄𝐌Á𝐒.»
Juan Camilo Vélez
Quiero comenzar una serie de cuatro partes, en la que veremos algunos de los beneficios y bendiciones que se activan cuando manifestamos una actitud de agradecimiento genuino. Recuerda que podrás leer este material en profundidad adquiriendo mi libro Gracias, la llave maestra.
Beneficio Nº 1: La paz de Dios
Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.
Colosenses 3:15
¿Cuál es la paz que Dios promete? La paz de Dios es aquella que no se fundamenta en emociones ni situaciones, sino en la naturaleza de aquel que la proporciona. Nuestra paz nace de la seguridad de que nuestro Dios es eterno, y aunque todo lo demás pase, su palabra, sus promesas, su verdad, no pasará. Por muy mala que sea la situación que estemos atravesando, si decidimos ser agradecidos a Dios por sus promesas, por lo que ha hecho, y por su misericordia, le estamos cediendo el trono de nuestro corazón, y por ende de nuestra vida, a Él, y entonces su paz gobernará nuestro corazón y nuestra vida.
La paz no es solo ausencia de guerra. Tiene que ver más bien con una sensación de seguridad. Jesús lo describió perfectamente cuando dijo: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33). Jesús nos revela que la paz que nos ofrece no consiste en la ausencia de dificultades o tiempos malos, sino que nos ofrece seguridad en medio de esas situaciones.
¿Cómo podemos acceder a esa paz?
- Lo primero es confiando, es decir, accedemos a esa paz por medio de la fe.
¿Cómo activamos nuestra fe para que su paz gobierne nuestros corazones?
- Por medio del agradecimiento en medio de la circunstancia difícil.
¡Exacto! Lo más fácil es quejarse cuando vengan los tiempos malos, pero hacerlo no traerá paz, solamente más angustia y desesperación. A demás, Dios nunca prometió librarnos de la prueba, y Jesús nos augura aflicción en el mundo, por tanto, no podemos quejarnos cuando estas vengan, porque se supone que debemos estar preparados para cuando lleguen, sino que debemos activar nuestra fe, creyendo que Dios tiene el control de todo, y entonces ese aspecto de su naturaleza será revelado a nuestro corazón, y es entonces cuando ese sentimiento de seguridad invadirá nuestra mente, nuestros sentimientos, y nuestra vida.
Dios sigue siendo bueno, a pesar de los momentos malos.
Nuestro agradecimiento a Dios debe nacer de nuestro reconocimiento de su naturaleza bondadosa, amorosa y misericordiosa, y no depender de lo que haga o deje de hacer, según nuestra voluntad. Por tanto, si queremos experimentar esa paz que sobrepasa todo entendimiento, es tiempo de practicar el agradecimiento en todo tiempo, sobre todo, en el tiempo adverso.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Filipenses 4:7
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