En las dos primeras partes de esta serie sobre la prosperidad ya aprendimos que para Dios, prosperarnos no es un problema porque Él no conoce la escasez ni la falta de recursos. La pregunta entonces es ¿Por qué muchas veces no somos prosperados si esa es la voluntad de Dios para nosotros? Existen tres causas principales que bloquean nuestra prosperidad determinada por Dios. Hoy vamos a conocer la tercera de ellas:
La mala mayordomía
Uno de los mayores problemas de la iglesia de Jesucristo ha sido, y es, la mala mayordomía, o sea, no saber administrar lo que nos ha dado. Esto es lo que Jesús quería enseñarnos por medio de la parábola de los talentos:
Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. (Mateo 25:14-30)
En el Reino de Dios no hay falta de recursos sino una mala mayordomía por parte de su pueblo. De hecho, según la parábola, Dios nos da algo a todos para ponerlo a trabajar, pero es importante notar que Él nos da conforme a nuestra capacidad (Tiempo, dones, habilidades, etc.)
Fíjese que esta parábola habla de NEGOCIAR Y GANAR, y esto le duele al religioso, pero lo cierto es que Dios nos va a pedir cuentas por todo lo que nos ha dado. Entonces, ¿Cuál es la enseñanza detrás de esta parábola?
LA MAYORDOMÍA EFECTIVA ES LA QUE MANIFIESTA PRODUCTIVIDAD
Como siervos del Señor Jesucristo tenemos la responsabilidad de SER PRODUCTIVOS, porque Él ya nos ha dado lo necesario para poder multiplicarlo. (Familia, trabajo, negocios, ideas creativas, finanzas, discípulos, servicio, Casas de paz, etc.)
PRINCIPIO DE PROSPERIDAD: Cuando no somos productivos le estamos robando a Dios.
Por eso le dijo al siervo malo que por lo menos debió haberle dado los intereses de su talento, porque esa era la productividad mínima. Cuando habla de los banqueros se refiere a los medios para mejorar el don, para crecer el negocio, para convertirse en un profesional, para ser enviado como ministerio…¡¡¡para producir intereses en el reino!!!
Muchos cristianos erran pidiéndole más a Dios cuando son ellos los responsables de multiplicar lo que tienen para tener más. A esto me refiero al decir que La mayordomía exige multiplicación. Por eso es que usted ve que hay personas que Dios prospera y parece que cuanto más tienen más les da Dios, y es porque cuando lo poco que tenemos lo gastamos, se nos va a ser quitado para dárselo al que lo está poniendo a producir.
Un mal mayordomo tiene miedo, pereza, y poca urgencia por poner a producir lo que Dios le Dio, y al final termina perdiendo ese poco mientras ve como pasa a manos del que no deja de producir. Así que cabe preguntarse ¿CÓMO CONVERTIRNOS EN SIERVOS PRODUCTIVOS? La respuesta es que debemos entrar en el sistema económico, financiero y productivo del reino de Dios. Este sistema de producción del reino comienza con los diezmos y las ofrendas.
1. El primer paso para acceder a la economía de Dios es dejar de robarle lo que le pertenece: EL DIEZMO (El 10% de lo que producimos)
¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. (Malaquías 3:8-10)
El no diezmar nos pone a la altura del siervo malo, que le roba a Dios lo que le pertenece (los intereses)
2. Pero como la economía del reino nos exige producir, no solo debemos diezmar, sino que tenemos que sembrar para que nuestra semilla produzca fruto. Esto es OFRENDAR. Por eso Dios nos reta a que le probemos en el área de las finanzas, porque cuando entramos en el sistema económico del reino, aprendemos a hacer que nuestra semilla produzca, y la semilla que viene en la siguiente cosecha vuelva a producir, y así una y otra vez.
Pero hay una diferencia entre enterrar la semilla por miedo y sembrarla para que produzca. La manera más efectiva de multiplicar una semilla es sembrándola para que de los intereses en forma de fruto y más semilla. Aquí es donde entra el poder de Dios para multiplicarnos. Vamos a ilustrarlo de la siguiente manera:
- SOMOS MAYORDOMOS
- NEGOCIAMOS CON LO QUE NOS DA EL SEÑOR
- HACEMOS QUE EL TALENTO PRODUZCA
- EL SEÑOR NOS PIDE CUENTAS
- AL VER NUESTRA PRODUCTIVIDAD NOS PONE SOBRE MÁS TALENTOS
- AHORA NEGOCIAMOS CON MÁS TALENTOS
- HACEMOS QUE VUELVA A PRODUCIR AHORA MÁS
- NOS PIDE CUENTAS
- AL VER NUESTRA PRODUCTIVIDAD NOS PONE SOBRE MÁS TALENTOS
- Y ASÍ UNA Y OTRA Y OTRA Y OTRA Y OTRA VEZ
Así que ¿Qué es prosperar? Es recibir más talentos de parte de Dios para hacerlos multiplicar, y cuando tenemos más, más nos va a dar, ¡¡¡y así una y otra y otra vez!!! ESE ES EL EMPODERAMIENTO PARA PROPSERAR.