¡Qué difícil es «ser bueno» hoy en día! ¿No? La triste realidad es que cada vez aumentan los casos de violencia, traiciones, engaños, robos, estafas, adulterios, y un largo etcétera.
Sin embargo, las escrituras nos invitan continuamente a buscar y seguir el bien. Y no sólo como un mandato, sino como un consejo sabio, para poder ser alcanzados por los beneficios que conlleva.
Uno de estos beneficios es la protección ante los ataques o persecuciones de las cuales podemos llegar a ser objeto, mientras buscamos vivir una vida honrosa delante de Dios, en medio de un mundo y una sociedad caídos y pervertidos. Según el texto bíblico, la consecuencia de seguir el bien es la anulación total del poder destructivo de cualquier ataque en nuestra contra, siendo muy claro al decir «¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien?»
De modo que está claro que cuando buscamos activamente hacer el bien a los demás, pero con un corazón genuino y sincero, no hipócrita ni egoísta, que actúa con intenciones incorrectas, o cuando buscamos sinceramente la guía de nuestro creador para dirigir nuestros pasos y decisiones, estaremos levantando una muralla de protección alrededor de nuestras propias vidas y hogares, pues como dice la escritura «…quien busca, halla…» y si buscamos el bien, lo hallaremos.