Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, Y espacioso el camino que lleva a la perdición, Y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, Y angosto el camino que lleva a la vida, Y pocos son los que la hallan.
MATEO 7:1-14
Antes de pasar a la última fase de su enseñanza, Jesús habla de “La puerta estrecha”. ¿A qué se refiere? Veámoslo de la siguiente forma. Todo su mensaje es como un filtro en forma de embudo, que nos va depurando en el carácter, las relaciones, los asuntos espirituales, y demás, pero que se va estrechando y eliminando lo que sobra con cada enseñanza que debemos aplicar, hasta que tengamos la fluidez y pureza para atravesarlo.
Es decir, para ser hacedores de su palabra, es necesario que progresivamente vayamos aplicando toda su enseñanza, en cada área de nuestra vida, dejando atrás las actitudes contaminantes, que no nos permitirán pasar por el filtro de su mensaje, y que quedan expuestas en este sermón.
Evidentemente Jesús cuenta con que sólo haya un grupo de personas que tengan la disposición a ser procesados hasta este punto, de modo que sólo algunos pocos podrán cruzar esa puerta, y hallar el camino que hay detrás de ella. ¿Quiénes son los que cruzarán la puerta y hallarán el camino de vida? Solamente aquellos que dejen de ser oidores de su palabra, y se conviertan en hacedores.
Una vez más, no se trata sólo de hallar la puerta, lo cual representa nuestra decisión de recibir a Jesús como Salvador, sino que es necesario adquirir un compromiso de superar los procesos descritos hasta ahora, para poder seguir por ese camino, que representa el gobierno de Dios en nuestras vidas, de modo que Jesús no sea sólo nuestro Salvador, sino también el Señor de nuestra vida.
Si tomamos literalmente el ejemplo de Jesús descrito en la parábola del sembrador de Mateo 13, será sólo una cuarta parte de las personas que tienen un encuentro con Jesús, las que cruzarán la puerta y tomarán el compromiso necesario para seguir por el camino de salvación.
Las otras tres partes se pierden antes, ya sea junto al camino, entre pedregales, o entre espinos. Sin embargo, cuando tomamos el compromiso de convertirnos en hacedores de la palabra, seremos buena tierra que da fruto, y a demás, habremos fundamentado nuestra decisión sobre un cimiento sólido como lo es la roca.
CUANDO SOMOS HACEDORES DE LA PALABRA, NOS CONVERTIMOS EN BUENA TIERRA QUE DA FRUTO
Juan Camilo Vélez
Los dos cimientos
No importa los libros que usted lea, las predicas que escuche, o los seminarios a los que asista, si no se compromete a aplicar lo que recibe por medio de ellos, en algún momento terminará devorado al lado del camino, quemado entre pedregales, o ahogado entre los espinos.
¿Te ha gustado este mensaje? Déjame tu comentario y compártelo con alguien más que lo necesite.