Es importante conocer y reconocer las cuatro grandes categorías de necesidades emocionales y afectivas de una persona, para comprender un poco mejor la función del agradecimiento, y las situaciones donde debemos manifestarlo.
I. Amor.
Esta es la mayor de todas las necesidades que una persona tiene desde el momento de su nacimiento. De hecho, todas las demás necesidades emocionales y afectivas son suplidas a través del amor, y de éste, todo lo demás toma vida.
Una de las principales cualidades del amor es que debe ser demostrativo, pues esto es lo que le da esencia y lo valida. El amor es mucho más que un mero sentimiento de afecto; es la decisión de entregarse en sacrificio – a un mayor o menor nivel – en beneficio del otro. Cuando una persona ama, está dispuesta a perder de sí para que el otro gane, pero en una relación genuina de amor, esta actitud ha de ser recíproca, pues cuando el uno da de sí, el otro lo hace también, supliendo así la necesidad de ambos.
La fuente del amor
Todas las personas tenemos la capacidad de amar hasta cierto punto, pero es una capacidad muy limitada. Usualmente las personas aman de una forma condicional, y muchas veces egoísta. Las mayores perversiones o extremos de esa condición son los casos de crímenes pasionales – cada vez más abundantes – o los celos extremos que conducen al maltrato, etc.
Las personas por sí mismas no tienen la capacidad de amar de forma genuina, en toda la expresión del amor, sino que debemos recibir primeramente del amor perfecto, sin límites y eterno que proviene de la fuente. Esa fuente es Dios.
“El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” (1ª Juan 4:8)
El ser humano es una de las mayores expresiones del amor eterno de Dios, pero la mayor manifestación de este amor tuvo lugar en la cruz del calvario, cuando nuestro mismo creador se entregó a Sí mismo en una cruz, en forma de hombre, en un intercambio divino para darnos acceso a su presencia, perdón y vida eterna. Con este acto, Dios mostró al mundo la primera cualidad identificativa del amor genuino, y que debe ser parte de toda relación basada en amor: “El darse a sí mismo por el otro”.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16)
Si Dios mismo tuvo que entregarse por amor a su creación, esto habla de la imperiosa necesidad que tenemos de ser y sentirnos amados todos los seres humanos. Yo diría que esa es la esencia de toda relación interpersonal. Por tanto, usted ahora ya sabe que el amor es la primera y mayor necesidad que tiene, no sólo usted, sino también todas aquellas personas de quien se rodea. De hecho ¿sabía usted que el propósito por el cuál Dios le creó fue para amarlo? ¡Sí! Usted fue diseñado para ser un recipiente del amor eterno e infinito de Dios, y no sólo recipiente sino canal de éste, es decir, usted ha sido diseñado para permitir que Dios ame a los demás a través de su vida.
Antes de terminar este punto, quiero cerrar enfatizando que usted debe reconocer la necesidad que tiene de ser y sentirse amado, pero que también esa necesidad la tienen las personas que le rodean, y que una de las formas de demostrar ese amor es el agradecimiento, ya que nos afirma, nos honra y nos prepara para la próxima bendición a recibir.