«Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.»
Efesios 4:29
Edificar es aportar valor cuando decimos algo o interactuamos con los demás.
Seamos o no creyentes, es nuestra responsabilidad buscar edificar a los demás con lo que decimos de ellos. Esto es conocido por la mayoría de las personas por medio de la siguiente frase hecha:
«Si no tienes nada bueno que decir de alguien, no digas nada»
Esta afirmación es muy cierta, y lleva en sí una gran verdad: Que es mucho mejor evitar la crítica, murmuración y juicio hacia los demás, o incluso las palabras ofensivas, que no aportan valor a los demás, y menos a nosotros mismos.
De hecho, la forma en que nos dirigimos hacia los demás, o lo que decimos de ellos, habla mas de nosotros mismos que de ellos, puesto que sacamos a la luz lo que tenemos dentro a través de nuestras palabras.
Por último, pero no menos importante, es bueno recalcar que la corrección que nace de una intención correcta, es otra forma de edificar a los demás, porque les ayuda ser conscientes de aquello en lo que fallan y que pueden mejorar. El problema aquí es que muchas personas confunden corrección con crítica o murmuración.
Por todo esto, te exhorto a que revises tu corazón para ver que es lo que aportas a los demás, y cómo te diriges hacia ellos, pues lo que dices habla más de ti mismo de lo que te crees.