Todos tenemos retos en la vida que debemos superar para crecer, avanzar y madurar. Conforme el tiempo pasa, y entramos en nuevas etapas de la vida, estos retos se hacen cada vez mayores y más trascendentales, por lo que debemos estar preparados continuamente para el siguiente nivel de dificultad que nos encontraremos, pues detrás de éste, se encuentra el mayor nivel de gloria y victoria que hayamos experimentado.
Pero en este punto hemos de discernir qué es lo que nos puede detener en nuestro camino a la meta, el sentimiento o la falta de fe y expectativa. Lo cierto es que la diferencia entre ambas es crucial, y determinará nuestro éxito a la hora de afrontar el camino de la vida en cada una de las áreas que la componen.
Si lo que sucede es que sentimos que no podemos con algo, entonces el problema es menor, porque siempre nos acompañará el sentimiento de incertidumbre y duda a la hora de enfrentarnos a lo nuevo, pero si aún tenemos la convicción y determinación de conseguirlo, ese sentimiento o emoción no prevalecerá, sino que será una catapulta sobre la cual impulsarnos y superarnos.
Sin embargo, no sucede lo mismo si creemos que no vamos a poder. El creer es más que una mera emoción o sentimiento, sino que es un pensamiento arraigado en lo profundo de nuestro ser interior, que se encargará de sabotearnos de forma activa en el momento que tenemos que decidir avanzar o superarnos.
Alguien dijo en una ocasión:
El valiente no es el que nunca tiene miedo, sino aquel que supera sus miedos y actúa.
Y es que es cierto que las emociones como el temor, la duda, la vergüenza, y otras tantas emociones negativas, forman parte de la psique y la naturaleza humanas, pero son fáciles de superar cuando de lo más profundo de nuestro interior surge la determinación que nace de la fe y la convicción total.
Jesucristo lo definió de esta forma:
Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. (Marcos 9:23)
Así que reflexiona en este momento, y date cuenta si es mayor tu fe que tus emociones, porque si sientes que no puedes, aún calificas para la victoria, pero si crees que no puedes, ya has sido derrotado.