LA LUZ QUE NOS PREPARA PARA LA 2a VENIDA DE JESÚS
‘Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.’ S. Mateo 25:1-13
Según el texto que acabamos de leer, ¿Para qué se usa una lámpara? ¡Para dar luz! y en este caso, una luz cuya fuente de ignición proviene del aceite que hay en ella. El aceite representa el Espíritu Santo, quien tiene una, entre otras muchas funciones o aspectos de su naturaleza, la de encendernos, avivarnos y prepararnos para el día de nuestro encuentro cara a cara con Jesús.
Así que queda claro que la unción del Espíritu Santo es la que marca la diferencia entre los que se irán con Jesús, y los que no lo harán; entre los que están preparados para su venida, y los que no lo están.
¿Cómo nos mantenemos encendidos hasta el día de su venida?
‘Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.’ 1 Tesalonicenses 5:4-6
La respuesta es tan clara como sencilla: Debemos velar y orar. Jesús no viene por una iglesia dormida, sino avivada, encendida, iluminada, con pasión, fuego y poder, y todo esto es producto de una vida de continua oración y llenura del Espíritu Santo.
¿Cómo sabemos que estamos encendidos, y que nuestra lámpara tiene aceite?
Por la obra del Espíritu en nosotros y a través de nosotros, por sus frutos en nuestra vida, y por las marcas inconfundibles de su unción y poder.
‘Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas.’ Isaías 42:6-7
¿Qué futuro le espera a la iglesia despierta y que espera al novio?
‘No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.’ Apocalipsis 22:5
¿En qué momento estamos?
El reloj profético de Dios que nos acerca al cumplimiento de todas las cosas se acerca a la hora, y una de las señales de esto es el aumento de las tinieblas en el mundo, es decir, del pecado, la perversión y la maldad. Pero así como aumenta la maldad, es decir, las tinieblas, así también aumentará en el pueblo de Dios su luz. A mayor persecución, mayor manifestación de la luz de Jehová.
‘Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.’ Isaías 60:1-3
Así que si estás pasando dificultades, si tienes problemas, si estás viviendo persecución, levántate, resplandece y gózate, porque hay un mayor nivel de poder, de unción y de fuego que viene sobre tu vida para vencer toda tiniebla
La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.’ S.Juan 1:5